domingo, 26 de enero de 2020

::: DE BOLOS EN LA PUENTE DEL VALLE (VALDERREDIBLE) :::

Sabido es, al menos para los que tengan nociones bolísticas, que la modalidad reina en Valderredible es el pasabolo tablón. Al menos en la mayor parte, más me han asegurado que en la parte más occidental del valle, las boleras existentes en el pasado eran de la modalidad de palma o emboque.

Sin embargo, existen unas noticias relacionadas con el pueblo de La Puente del Valle donde parece intuirse que en esta población tuvieron corro de bolos o bolera de palma. Al menos ese es el término que escribe en la noticia el corresponsal Lucinio Gutiérrez Bustamante (L. Gutiérrez en la crónica). O ciertamente era un corro de la modalidad de palma, o uso ese término, impropiamente, para referirse a una bolera de pasabolo. 

El Cantábrico
29 de mayo de 1931



Curiosamente, unos cuantos años atrás de aparece Lucinio en otra noticia (El Cantábrico, 13 de junio de 1911) relacionada con los bolos en las que no se puede determinar qué modalidad es, pues se habla genéricamente de juego de bolos.




viernes, 24 de enero de 2020

::: EL APELLIDO SIGLER :::

Texto recogido en Facebook, en la  página Apellidos y Genealogía, perteneciente a Fernando González del Campo Román, Licenciado en Historia, genealogista profesional

¿Es de fiar cuanto se afirma en las ejecutorias de hidalguía? ¿En todas? En septiembre pasado estuve de nuevo en Simancas y Valladolid para unas investigaciones y -entre otros documentos- en el Archivo de la Real Chancillería de esta ciudad consulté el pleito de hidalguía de Pedro SIGLER de Estrada, vecino de San Miguel de Aras (Voto, Cantabria), en 1741 (http://pares.mcu.es/ParesB.../catalogo/description/461372...). 

Esta región, en especial los valles de Carriedo y Toranzo, concentra algunas de las menciones más antiguas del apellido Sigler en España que pueden verse en el portal FamilySearch -sobre todo desde el siglo XVII-; y los datos más antiguos sobre él en este país, del siglo XV, se refieren a dichos valles y a Espinosa de los Monteros (Burgos), cuyo término municipal dista del Valle de Carriedo, hacia el Sudeste, unos 22 Km.

A finales de ese siglo vivían en Medina del Campo (Valladolid) cuatro HERMANOS apellidados SIGLER -Juan, Pedro, Gonzalo y García- que consiguieron una carta ejecutoria de hidalguía en 1498, digitalizada en PARES (http://pares.mcu.es/ParesB.../catalogo/description/539472...). Pero si bien se aporta su genealogía, comenzando por sus presuntos padres Pedro de Quintana y Juana Ruiz de Castañeda, hasta sus bisabuelos paternos, residentes todos ellos en el citado VALLE de TORANZO, sorprendentemente ninguno de ellos ni sus mujeres se apellidaban Sigler.

Lo mismo pasa con otro PEDRO SIGLER, vecino de Polientes (Valderredible, Cantabria), que también probó su hidalguía en 1498: su genealogía llega hasta sus abuelos paternos, en Tezanillos, en el expresado VALLE de CARRIEDO, pero ni sus padres -Juan Mazorra del Cotero y Juana González- ni aquéllos se apellidaron Sigler (http://pares.mcu.es/ParesB.../catalogo/description/502620...). Es posible por tanto que su filiación fuese falsa y que sus verdaderos padres no fuesen hidalgos, aunque desconocemos los apellidos de sus abuelos maternos.

Sí aparece el apellido Sigler entre los antepasados de ANTÓN SIGLER, vecino de Hormaza (Estépar, Burgos) que pleiteó hidalguía en 1531, presunto bisnieto de Fernando Sigler y sobrino nieto de un Juan Sigler, quienes vivieron en SELAYA y sus alrededores -también en el Valle de Carriedo-, aunque el padre de Antón se habría llamado Juan de Selaya y su abuelo Alonso del Amo (v. https://www.familysearch.org/.../61903/3:1:3QS7-99PH-7P25..., desde la imagen 2022). No parece tampoco una filiación muy fiable, pero en todo caso confirma la presencia de los Sigler en el Valle de Carriedo, y que algunas de sus ramas tenían suficiente dinero para costear un pleito de hidalguía.

Esta concordancia entre las dos ejecutorias y el pleito en situar el origen de los Sigler en los valles de CARRIEDO y TORANZO, colindantes entre sí, la existencia de un Pedro Gutiérrez Sigler, vecino de La Población (Campoo de Yuso, Cantabria, 39,2 Km al sur de Quintana de Toranzo) que en 1488 obtuvo una notaría pública (http://pares.mcu.es/Pares.../catalogo/description/1614019...), y la presencia documentada de otras personas del mismo apellido desde mediados del siglo XV -como analizaremos- en Espinosa de los Monteros, que dista de Villacarriedo poco más de 48 Km hacia el sudeste, hace probable que estos Sigler tuviesen un antepasado común que, procediese de donde procediese, se estableció en el Valle de Carriedo, o al menos en esa zona del centro-sur de Cantabria, antes del siglo XV.

Por otro lado, en el siglo siguiente, este raro y enigmático apellido -de apariencia germánica (existe también en Francia, Alemania, Inglaterra, Croacia, Suiza...)-, además de en el susodicho Valle de Carriedo -donde en 1573 era vecino y regidor general JUAN SIGLER (cf. http://pares.mcu.es/Pares.../catalogo/description/5169271...)-, a partir de Medina del Campo y Espinosa de los Monteros -y quién sabe si de otras comarcas-, aunque fuese en escaso número ya estaba presente, cuando menos, en las PROVINCIAS ESPAÑOLAS de La Rioja, Zamora, Salamanca -el jurista y traductor Antonio Pérez Sigler, por ejemplo-, Toledo -el dorador Juan Sigler-, Ciudad Real, Córdoba -donde vivía el canónigo Juan de Espinosa o Sigler de Espinosa, natural de Medina-, Cáceres, Granada y Valencia (Francisco Sigler de Medinilla, también de Medina). Esta dispersión del apellido por la Corona de Castilla y aun fuera de ella -incluso en México- hace sospechar que ya debía de existir en dicha Corona antes del siglo XV.

Lo que más me interesó del mencionado pleito de 1741 de Pedro SIGLER de ESTRADA, quien pese a estar avecindado en Cantabria había nacido en Madrid y su padre era de Talavera de la Reina (Toledo), es que tiene inserta una EJECUTORIA de HIDALGUÍA de 1585 a favor de Francisco Pérez Sigler, natural y vecino de Cepeda (Salamanca) y hermano de su cuarto abuelo Gonzalo Pérez Sigler, nacido -calculo- hacia 1530-1535 (Archivo de la Real Chancillería de Valladolid, Sala de Hijosdalgo, Caja 938, exp. 66, digitalizado en https://www.familysearch.org/search/film/004136519..., desde la imagen 1667).
Hijo de de este Gonzalo y de Susana Sánchez Bernal fue el mencionado jurista Dr. ANTONIO PÉREZ SIGLER, nacido en Salamanca hacia 1560 y tatarabuelo del litigante. Llama mucho la atención que en las pruebas de dicho pleito no se mencione a la mujer del Dr. Pérez Sigler -sí a las de los demás ascendientes-, el cual murió probablemente en Nápoles después de 1641. Supongo que se debe a que casó con una hija -no se sabe su nombre- del Dr. Álvar González de Talavera, médico residente en Talavera de la Reina y catedrático de Astronomía en Salamanca, y de Isabel de Estrada (cf. https://books.google.es/books?hl=es&id=1SfJaRerPJsC...). Sospecho que debían de tener origen judeoconverso, pues además del silencio sobre la hija y del oficio de Álvar, en 1591 éste denunció al Dr. Felipe Barrientos, alcalde mayor de Navamorcuende (Toledo), por haber difamado su honra, la de su mujer Isabel de Estrada y la de sus hijos (http://pares.mcu.es/ParesB.../catalogo/description/673647...).

Según la mentada ejecutoria de 1585, Francisco Pérez Sigler había hecho una PROBANZA -en realidad una información- de su HIDALGUÍA «ad perpetuam rei memoriam» en 1570, con multitud de testigos impedidos en Salamanca -entre ellos, el famoso humanista converso Francisco Sánchez de las Brozas-, Cepeda, Miranda del Castañar, Mogarraz, Aldehuela y Madroñal -pueblos todos de la comarca de la Sierra de Francia (Salamanca)-, y las citadas Medina del Campo y Espinosa de los Monteros (desgraciadamente, la ejecutoria no incluye, entre otras, las declaraciones de los testigos de Medina).
De acuerdo con sus testimonios, el padre de Francisco, Juan Pérez Sigler, de quien dicen se apellidaba también Sigler Pelayo, era hijo, nieto y bisnieto de monteros de guarda real, más conocidos después como MONTEROS de ESPINOSA, un cuerpo de la Guardia Real cuya misión inicial fue vigilar el dormitorio de los reyes de Castilla. Juan habría nacido hacia 1505-1510 en la actual provincia de Salamanca, se supone que en El Madroñal, donde eran vecinos sus presuntos padres, y habría fallecido hacia 1545 al caer desde la escalera del palacio real: "subiendo por las escaleras de palaçio en la dicha villa de Tordesillas avía caýdo, y muerto de la caýda", dijo el beneficiado Amador de Mena, vecino de Salamanca. La mujer de Juan, en cambio, María de Alcega, era guipuzcoana.

Los abuelos paternos de Francisco, padres de Juan Sigler Pelayo, habrían sido FERNANDO SIGLER y Olalla (o sea, Eulalia) Marañón, nacidos ambos en Espinosa de los Monteros -él en el barrio de Santa Olalla- hacia 1485-1490. De Fernando afirman los testigos que, siendo montero de la reina Doña Juana, había matado en la Corte a una persona -el canónigo de Salamanca D. Jerónimo del Nero precisa que se llamaba Gonzalo Arias de Sonsas (¿Sousa?)- y se había refugiado en el monasterio de la Peña de Francia, lo que ayudaría a explicar que luego se hubiese avecindado en El Madroñal, un pueblo de la misma comarca.

Aunque rocambolesca, esta historia parece cierta, al menos en sus líneas esenciales. Un “Fernando Sygler” figura entre los MONTEROS de la GUARDA de la Casa de Castilla del Emperador y la reina Juana entre 1516 y 1532, y “Juan Sygler” entre este año y 1554 (v. la Lista por casas y cargos de los servidores de las casas reales, https://repositorio.uam.es/.../20172_4LISTAPOCASAS.pdf...). Asimismo, un Ojer de Alcega -posible padre o hermano de María de Alcega- fue escudero de a pie, hasta 1527, de dicha Casa de Castilla.

Sin embargo, parece raro que Juan PÉREZ SIGLER -y sus hermanos Gonzalo y Hernán Pérez Sigler- se apellidasen Pérez cuando ni sus padres ni sus abuelos paternos se apellidaban así; aunque, como en el caso del Pedro Sigler de Polientes de 1498, no sabemos cómo se llamaron sus abuelos maternos ni sus bisabuelos paternomaternos. Y apellidar Sigler Pelayo a Juan, apellido ese último -Pelayo- que tampoco usaron, sin duda quiere indicar su relación con una leyenda -que luego veremos- sobre el origen hidalgo de los vecinos de Espinosa de los Monteros. Además, su tatarabuelo paterno se habría apellidado Peláez Sigler. No obstante, la citada ausencia del apellido Pérez en sus mayores paternos me hace sospechar que es muy posible que Juan Pérez Sigler no fuese el montero Juan Sigler o Sigler Pelayo -nacido probablemente en Espinosa-, sino una persona distinta, cuyo origen real desconoceríamos.

Según los testigos, los bisabuelos paternos de Francisco Pérez Sigler habrían sido HERNANDO YÁÑEZ SIGLER y María Sigler, primos segundos y nacidos también en Espinosa -él en el barrio de Quintanilla- hacia 1455-1460. Montero de guarda, Hernando debería ser el “Fernando Sygler” que, según la fuente anterior, lo fue de la Casa de la reina Juana entre 1505 y 1516.

Varios de los mismos testigos aseguran también que la CASA SOLAR de los SIGLERES, donde había nacido el expresado Hernando Yáñez Sigler, estaba en la citada Quintanilla, casi donde se junta con el barrio de Berrueza (ambos núcleos, el primero al oeste y el segundo al este, unidos desde finales del siglo XVII forman hoy la villa de Espinosa de los Monteros). Un hermano de Hernando, Juan Yáñez Sigler, primogénito de sus padres Juan Peláez Sigler el Bueno y su esposa Mayor de Vivanco (nacidos hacia 1425-1430), habría sido señor de dicha casa -heredada de sus padres-, y después de él lo habrían sido su hijo Rodrigo Yáñez Sigler -nótese que se apellidarían Yáñez por ser hijos de Juan o Yan-, su nieto Luis Rodríguez Sigler (Rodríguez significa hijo de Rodrigo) y su bisnieto Alonso Sigler (nacido hacia 1525).

Extraña la pervivencia del APELLIDO PATRONÍMICO para indicar la filiación en un período tan tardío como la segunda mitad del siglo XV. Si bien es cierto que este uso del patronímico -(fulano) hijo de mengano- lo he visto también entre algunos judeoconversos portugueses de la primera mitad del Quinientos -por ejemplo, los hermanos Branca (n.c. 1518 en Mogadouro, Braganza), Leonel y María Lopes, hijos de Lopo Romano y Marquesa Fernandes-, supongo que en este caso se debe al mantenimiento, aunque con nombres de cristianos, del sistema onomástico tradicional judío que usaron en España hasta 1492; verbigracia, Abraham ben Isaac.

En cambio, no es creíble que en el siglo XV los cristianos de alguna zona de la Corona de Castilla siguiesen usando el patronímico para indicar la filiación, pues este uso primitivo del patronímico ya había desaparecido en el siglo XIV, y éste se había convertido en un apellido hereditario. Baste recordar que los varones de los VELASCO, señores de Medina de Pomar (Burgos), que fueron Condes de Haro desde 1430 -por mencionar el linaje más importante de la zona de Espinosa-, se apellidaron siempre Fernández de Velasco, o simplemente De Velasco, desde el último tercio del siglo XIV, a no ser que usasen el apellido materno como herederos de los señoríos de su madre (caso de Juan de Tovar o Sánchez de Velasco, I Marqués de Berlanga desde 1529, segundo hijo varón de Íñigo Fernández de Velasco, IV Conde de Haro y II Duque de Frías, y de María de Tovar, VI Señora de Berlanga). A lo sumo, algunos linajes seguían alternando entre sus herederos varias combinaciones fijas de nombre y apellido, como los MENDOZA, marqueses de Santillana desde 1445, quienes, hasta que se extinguió la varonía de su línea principal en 1566, alternaron la combinación Diego Hurtado de Mendoza con la de Íñigo López de Mendoza.

Así pues, imagino que llamar, por ejemplo, Juan Yáñez Sigler -señor de la casa de Sigler- y Hernando (o Fernando) Yáñez Sigler a los hijos de Juan Peláez Sigler, y Pedro Fernández Sigler -un hermano del montero Fernando Sigler- a un hijo de dicho Hernando, así como Rodrigo Yáñez Sigler y Luis Rodríguez Sigler (n.c. 1500), señores de la expresada casa, al hijo y al nieto de Juan Yáñez Sigler, en cuanto al uso del patronímico son FICCIONES ANACRÓNICAS creadas para dar más abolengo a estas personas y quizá restar algo de su aspecto extranjero al apellido Sigler.
De la CASA y TORRE de los Sigler en QUINTANILLA, que varios testigos detallan estaba junto a un hospital llamado de las Fuentes -”donde deçían el Rivero” (el de Berrueza)- llaman la atención varias cosas. La primera es que, según Gaspar López de la Torrecilla (o López de Frómista de la Torrecilla, primo del mencionado Amador), hidalgo vecino de Salamanca pero oriundo de Espinosa, en uno de sus muros había un gran ESCUDO de los SIGLER, junto al cual estaban pintados muchos moros que huían de un caballero que llevaba un pendón con cinco flores de lis. Este fresco aludiría, como veremos, a la participación de los Sigler en una batalla legendaria.

D. Pedro de Guevara, maestrescuela a la sazón de la Universidad de Salamanca e hijo ilegítimo del II Conde de Oñate -a cuyo servicio dice que estuvo el mencionado Rodrigo Yáñez Sigler-, añade que en dicha casa había varios paveses y escudos con las armas de los Sigler -”en el portal do estava la lançera”-, que en nada se parecen a las que figuran en los nobiliarios (las de éstos, en Tezanos, en el Valle de Carriedo, son: partido, 1.º, en campo de azur un castillo de plata, y 2.º, en campo de oro un árbol de sinople y a su pie un lobo de sable; bordura de gules con ocho aspas de oro). Las armas de los Sigler de Quintanilla, según el citado eclesiástico y el primero de los dos escudos insertos al inicio de la ejecutoria, serían estas otras: mantelado, 1.º, en campo de plata, una peña de su color surmontada de un brazo armado con un puñal, y un arroyo que baja de ella hasta un lago o balsa a su pie; 2.º, en campo de oro, un espino y dos llaves pendientes de él; y 3.º (en la manteladura), en campo de azur, cinco flores de lis de oro en aspa. Orla de oro con ocho aspas blancas y en ellas ocho ramos de encina. Afirma además Don Pedro que el expresado Rodrigo Yáñez Sigler, señor de la casa -nacido hacia 1475-, sellaba con esas armas.

Del TERCER CUARTEL dice otro de los testigos, el Lic. Bernardino López de Frómesta o Frómista -hermano del citado Amador-, hidalgo nacido en Espinosa y visitador del Obispado de Salamanca, que eran las armas antiguas de los Sigler y de los Marañón (de los que supuestamente procedían aquéllos). Recordemos, por ejemplo, que Fernando Sigler, primo hermano de Rodrigo, había casado con Olalla Marañón, calculo que hacia 1505-1510. El SEGUNDO CUARTEL son sin duda armas parlantes de Espinosa de los Monteros (el espino por Espinosa, y las llaves por las de las cámaras reales que vigilaban los monteros de Espinosa). Y el PRIMERO representa la leyenda -de la que hablaremos a continuación-, de la participación de los Sigleres en la defensa de la comarca contra los moros, unidos a los demás hidalgos de Espinosa.

Así cuenta el licenciado López de Frómista el supuesto ORIGEN del ESCUDO de los Sigler -su casa solar ya existiría-, nada menos que al inicio de la Reconquista (718-737): “… antes que los moros ganasen a España quando la perdió el Rey Don Rodrigo, era ya casa y solar de muy prinçipales hijosdalgo, la qual avían fundado dos cavalleros hermanos, françeses de naçión, llamados Marañones, los quales con sus deudos, y allegados con los de la casa de Velasco y otras, avían defendido la tierra de los moros quando a conquistarla avían venido por aquella parte, que era uno de los pasos de las dichas montañas, y que estando el infante Don Pelayo, hijo de Fabila, muy apretado de los moros metido entre unos spinos, le avían venido a servir los hidalgos de Spinosa y, viendo que los moros les tenían tomado el paso, los de la dicha familia y apellido de Marañones avían subido por una peña muy áspera que allí avía, llamada peña Siglera, ayudándose de los puñales, y cogiendo a los moros por las espaldas los avían hecho retirar, de modo que, pudiendo salir el infante con los que avían quedado con él, los avían vençido y muerto, y desde entonces avían tomado el apellido de Sigler y dejado el de Marañón los que avían hecho aquella haçaña, y les avía dado el infante por armas la dicha peña y el spino donde se avía recogido quando ellos le avían socorrido, y ansí los señores de la dicha casa y desçendientes della se arreavan de las dichas armas”.
No era raro afirmar de linajes de las Montañas de Burgos, o sea, en general de la actual Cantabria, que su origen se remontaba a los tiempos de DON PELAYO, a quien se habrían sumado valientemente en sus batallas contra los moros. Tal se escribía también de otras familias nobles que vivieron en Espinosa de los Monteros, en especial de los Arias, Barrios, Campuzano, Díaz, Fernández-Villa, Gil, Ontañón, Peña, Rasines, Soto y Vázquez (v. Pereda Merino, Rufino: Los Monteros de Espinosa, 1917, https://bibliotecadigital.jcyl.es/.../con.../registro.cmd...).

Y tampoco esta presunta batalla de Don Pelayo con los moros, secuela de la de Covadonga (Cangas de Onís, Asturias) de hacia el 722, sería un caso único en la zona. Conocida es la legendaria BATALLA de ENCINILLAS del 726, en el concejo de Trespaderne (Burgos), donde las tropas de Don Pelayo y el Duque de Cantabria habrían dado muerte a 7.000 moros frente a la "Peña Bermeja" (ver, por ejemplo, Santa María, Fr. Antonio de: España triunfante y la Iglesia laureada, 1682, págs. 134-136, https://books.google.es/books?id=RdpoAAAAcAAJ...).

El susodicho Amador de Mena añade que otra de las casas que ayudó a los Velasco a derrotar a los moros en aquella ocasión -que se atreve a decir fue hacia el año 721- fue la de los Estrada, y que el rey Don Pelayo agradeció a los hidalgos de Espinosa su ayuda dándoles por armas un ESPINO y el derecho a añadir a su apellido el de PELÁEZ de Espinosa (Peláez significa hijo de Pelayo). Aseguraba asimismo que estos sucesos estaban escritos en un “papel auténtico en la yglesia de Sancta Çeçilia de la dicha villa de Spinosa”. También el erudito abogado Pedro de la Escalera, natural de Espinosa, recoge esta tradición -en la que se basaría la de los Sigler, a quienes no menciona- en su obra sobre el Origen de los Monteros de Espinosa (1632, Parte 1.ª, fol. 47, https://books.google.es/books?id=_KICtq2FEAIC&pg=PA14...).

Obviamente, esta atractiva historia y el origen francés de los Marañón NO SON CIERTOS ni existe la Peña Siglera, pero no dejan de ser interesantes el propósito de vincular a los Sigler con la nobleza antigua de la zona -los Marañón, los Velasco y los Estrada-, y a la nobleza en general con el uso de las armas, el principio de la Reconquista y el servicio al Rey, así como el recurso de dar al linaje un remoto origen extranjero que lo diferenciaría de los demás. Otrosí, hacer derivar el apellido Sigler del nombre de una supuesta peña de los Montes de Somo alejaría cualquier sospecha de que pudiese tener una procedencia exótica relativamente reciente.

Bastante más se podría añadir sobre la CASA de los SIGLER, pero no quiero alargarme demasiado. Bernardino López de Frómista aseguraba que era una de las veinte casas del privilegio de monteros de los reyes de Castilla -su número tradicional era veinticuatro-; que si un malhechor se acogía a ella, la justicia no podía prenderle allí; ni tampoco -según el longevo hidalgo Ruy López de Vivanco- prendar el merino por deudas o penas una vaca, si ésta se ponía a la sombra de la casa. Además, según los testigos, su señor y sus descendientes estaban exentos de pagar tributos para puentes, fuentes y caminos; las familias -collazos- a quienes el señor encargase la crianza de uno de sus hijos, aunque fuesen pecheras quedaban libres de impuestos mientras durase el encargo, y a veces llegaban a ser hidalgos hereditarios; y, entre otras PREEMINENCIAS, el señor de la casa de Sigler tenía derecho a ocupar el primer asiento de la mano derecha en la iglesia de Santa Olalla, y su mujer era la única que podía sentarse en la capilla mayor.

Dudo que todas estas afirmaciones fuesen ciertas. Que los Sigler estuviesen exentos de ciertos tributos, es lógico si eran monteros de Espinosa y por tanto hidalgos, pues gozarían de sus privilegios. Ignoro si realmente tuvieron alguna prerrogativa en la iglesia de Santa Eulalia, pero la de la mujer es imposible porque ese templo, de una sola nave, no tiene capillas. Asimismo, de lo demás que se atribuye a los Sigler no he hallado rastro cierto entre nobles similares de la zona ni aun de gran parte del norte de España, sólo el derecho de asilo en algunos castillos de Galicia, y en Navarra y Aragón en los palacios de la nobleza -con ciertas condiciones-, y hasta cierto punto en el País Vasco, pues en la Corona de Castilla, en general, en esa época ese derecho sólo se podía ejercer en el palacio real, ciertos templos, algunas mansiones donde se había alojado el rey y las casas de embajadores. Asimismo, la exención de impuestos y la concesión de la hidalguía a las nodrizas y su familia sólo se contemplaba para quienes criaban a los hijos del monarca.

Por otro lado, es muy posible que las bondades de aquella casa solar fuesen EXAGERADAS por los testigos, pues el mencionado Bernardino López de Frómista llega a aseverar que, “porque demás de aver sido tan antigua como dicho tenía, y tenido las dichas calidades en el edifiçio, avía sido muy diferente de las otras, porque las otras eran paxiças, como a la saçón lo eran las de sus veçinos y comarcas, y ella avía sido y era una casa de palaçio muy grande con su torre”. Si aún había entonces casas con tejado de paja en la zona de Espinosa, no lo sé, pero que era la única cubierta con teja, seguro que no es cierto; y las había también mejores, como la Torre Berrueza, cuyo origen se remonta al siglo XII, la Torre de los Velasco, la Torre de Cantimplor -de los Ortiz- y la Torre de las Herradoras, iniciadas en el XIII, así como la Torre de los Monteros (o de Valanto) -de los Angulo Vivanco- y la Torre de Pumarejo -de los Porras-, construidas en el XIV.

Sorprendentemente, nada quedaba de la casa de los Sigler hacia 1570: “ya todo estava acavado, que ni torre ni nada de lo que tenía avía quedado en pie”, decía el expresado Bernardino, pues desde hacía treinta o cuarenta años aquel PALACIO de piedra con su torre estaba ARRUINADO ; y su señor, el mencionado Alonso Sigler, hasta sus cimientos había utilizado para hacerse una casa nueva, de modo que sus parientes le habían puesto pleito y había sido condenado a reedificarla. ¡Todo de novela! Y derruído el palacio, no había manera de comprobar si cuanto se decía de él era cierto.

No parece, sin embargo, que debamos dudar que en el siglo XVI, y probablemente en el anterior, los SIGLER eran HIDALGOS en Espinosa de los Monteros, pero sí es poco probable -dado su exótico apellido- que su presencia en esa zona fuese muy anterior al siglo XV ni, dada su aparente desaparición de esa villa a finales del siglo XVI, muy posterior.

En 1507 era alcalde ordinario de Espinosa GONZALO LÓPEZ SIGLER, también apellidado López de Espinosa, quien había sido “contino” de la Reina (es decir, un servidor de confianza, v. Cooper, Edward: Castillos señoriales en la Corona de Castilla, Vol. 1, 1991, págs. 1116-1117, https://books.google.es/books?id=Fs8xziF4X7sC&pg=PA1117...).

Gonzalo estaba casado con Catalina Sánchez de Velasco -mujer en primeras nupcias de García Saravia, hermano de Juan Ortiz, montero del infante Fernando- y, a juzgar por algunos pleitos, parece que aún vivía en 1516 (http://pares.mcu.es/ParesB.../catalogo/description/675087...). Tuvo además un hijo ilegítimo llamado Alonso Jofre Sigler, del que nada más sabemos.

López Sigler podría haber sido hermano de la expresada MARÍA SIGLER, mujer del montero Hernando “Yáñez” Sigler y prima segunda de éste, nacidos hacia 1455-1460. Este grado de parentesco indica que Hernando y María tenían, se supone que por el apellido Sigler, unos BISABUELOS EN COMÚN, nacidos -calculo- entre 1365 y, como mucho, 1390. Serían los abuelos paternos de Juan Peláez Sigler el Bueno, “hombre muy nombrado y prinçipal”, al decir del susodicho Bernardino López de Frómista.

¿De dónde llegaría el primer Sigler a Espinosa de los Monteros? ¿Del Valle de Carriedo, cruzando el puerto de Lunada? Y ¿cuándo? ¿A finales del siglo XIV? ¿Sería un hombre de armas, de letras, un comerciante...?

Un cordial saludo,
Fernando González del Campo Román
Licenciado en Historia, genealogista profesional, Madrid (España)

http://www.apellidosygenealogia.com/ (sitio web sin actuallizar)

miércoles, 15 de enero de 2020

::: (1925) EL REGIONALISMO QUE IMPREGNABA A LA "I VUELTA A CANTABRIA" :::

Imagen capturada del periódico La Nación (Madrid-16 de septiembre de 1926). Corresponde a la II Vuelta Ciclista a Cantabria.



EL REGIONALISMO QUE IMPREGNABA 
A LA "I VUELTA A CANTABRIA"

La idea de celebrar una Vuelta Ciclista a Cantabria parte de Román Sánchez Acevedo, reputado cronista deportivo de la época. Pepito Pedal era su seudónimo, -muy popular entre todos aquellos que leían las noticias deportivas- , a través del cual se puede vislumbrar que su deporte favorito era el ciclismo. El periódico La Atalaya, donde escribía en el momento de lanzar la idea, será la plataforma a través de la que informe acerca de la futura Vuelta a Cantabria. También trabajó para el periódico La Región firmando con el seudónimo Acegol, rotativo que había abandonado en diciembre 1924.

Ya en La Atalaya, plasma la idea a finales de enero de 1925, aunque parece que el propósito venía de años atrás. Por aquellos días se estaba creando el Comité Regional Ciclista de Cantabria dentro de la Unión Velocipédica Española, antecesora de la Federación Española de Ciclismo. Pepito Pedal sería el iniciador, fundador y primer presidente de este Comité Regional Cántabro de Ciclismo.

En La Atalaya del 27 de enero de 1925 aparece publicado un artículo, sin firma, titulado ¿Será un hecho nuestra idea?

"Desde este mismo momento LA ATALAYA lanza la idea de organizar para este año la I Vuelta a nuestro país, buscando aquel perímetro que más se acerque a la realidad de una vuelta. La de Cantabria es una prueba que debemos acometer sin pérdida de tiempo. (...) Y ya está pensado. No es nuestra idea de hoy. Ni del pasado año. Hace mucho tiempo que nos preocupa. Pero ahora se decide por fin a salir en demanda de apoyo oficial, extraoficial, particular y general. En interés de todos va y todos tenemos que ser los que hagamos que sea un hecho la I Vuelta a nuestra región. LA ATALAYA y Pepito Pedal están siempre a disposición de estas manifestaciones tan netamente divulgadores de todo lo que sea región, Cantabria y Santander."



El hecho de existir pruebas como la Vuelta a Cataluña (1911), al País Vasco (1924) y sobre todo la planeada Vuelta a Asturias para ese mismo año de 1925, parecen los estímulos que llevan a Pepito Pedal a no esperar más.

El 28 de enero escribe que "en nuestro número de ayer lanzamos una nueva idea. Hablamos de la necesidad de crear una prueba ciclista de fondo, que, titulada, Vuelta a Cantabria, o Vuelta a la Montaña, constituyera en el presente año la más importante manifestación velocipédica de nuestra región" (...) "hora es que la empresa de llevar a la práctica la gran 'randonée' Vuelta a la Montaña se convierta en una realidad".

El 22 de mayo de 1925 manifiesta que José María de Bulnes, Director de La Voz de Liébana, "se dirige a nosotros felicitándonos al dotar a Cantabria de su prueba, netamente regional. Nos pomete ser el propagador de la "tour" en la vasta, rica y bellísima comarca de los famosos Picos de Europa, correspondiendo así a la divulgación de la empresa más digna de atenciones y apoyo, no ya solo por su carácter de deportividad, sino que, porque con la Vuelta a Cantabria, el nombre de la regionalidad de la Montaña llegará a adquirir gran universalidad en todos los países, en toda la Península y hasta en la provincia misma"

El recorrido de la carrera ciclista transcurrió además de por la Provincia de Santander, por Peñamellera Baja (Asturias), por Pernía, Aguilar de Campoo y Cervera de Pisuerga en la provincia de Palencia, por los lugares burgaleses de Valdebezana, Valdeporres, Sotoscueva, Montija y Espinosa de los Monteros, así como por los ayuntamientos vizcaínos de Lanestosa, Carranza, Arcentales y Sopuerta. No pasaremos por alto el enclave cántabro del Valle de Villaverde (entonces Villaverde de Trucíos) en las Encartaciones vizcaínas, por donde también pedalearon los ciclistas. Constó la Vuelta a Cantabria de dos etapas: Santander-Reinosa (4 de septiembre) y Reinosa-Santander (6 de septiembre). Venció el catalán Teodoro Monteys.

Las razones por las que la Vuelta a Cantabria se denominó así y transitara más allá del territorio de la provincia santanderina fueron reflejadas por Román Sánchez Acevedo el 11 de junio de 1925.




El 9 de septiembre de 1925, tras finalizar la Vuelta, en el artículo que título GRACIAS, dice que la Vuelta a Cantabria "ha sido una manifestación tan representantiva, tan genuinamente montañesa, tan cántabra". Se define como "cántabro y montañés" "que nació la idea al amparo de un cariño al nombre de Cantabria. Nació en mí y fue transmitida - con una valentía que luego me horrorizó a mi mismo - a nuestro entrañable maestro y director, al insigne Pick. (...) ¡Qué importa que hayamos tenido detractores y gentes que nos hayan combatido en la sombra...!¡Qué importa, si al final logramos para nuestra Montaña el ambicionado triunfo, este triunfo que no hacemos nuestro porque le pretendimos para Cantabria y a Cantabria se lo otorgamos!."

Cientos de anécdotas surgirían durante el trayecto de los ciclistas por las carreteras montañesas pero aquí destacaremos un curioso suceso narrado en La Voz de Liébana del 15 de septiembre de 1925. Se relata cómo durante la primera etapa Santander-Reinosa, a su paso por el término municipal de Pesaguero, cuando los corredores se dirigían hacia tierras de Palencia, en el lugar de Venta Encinas, alguien, o algunos, colocaron un cartel a lo ancho de la carretera en el que se leía VIVA CANTABRIA. Así lo publicó en la revista quincenal lebaniega el corresponsal de esta en Pesaguero.






martes, 14 de enero de 2020

::: (5 DE MARZO DE 1937) ARTÍCULO 'REPÚBLICA FEDERAL' EN EL PERIÓDICO 'EL CANTÁBRICO' :::

Fuente
El Cantábrico
5 de marzo de 1937

No me suena haber leído este artículo en obras que tratan estas cosas en aquellos años en Cantabria. Quizás exista alguno más que no se haya publicado.


jueves, 9 de enero de 2020

::: (PRINCIPIOS DEL SIGLO XVIII) PROYECTO DE UNIÓN POLÍTICA DE CANTABRIA :::

Aparece transcrito en el documento 29 del libro Las Juntas de las Cuatro Villas de la Costa de la Mar de Juan Baró Pazos, encontrándose el original en el legajo 27, número 25 del Archivo Histórico Provincial de Cantabria. Este autor sitúa el documento entre 1728 y 1732, entre interrogantes. Parece que lleva por título Establezimiento de ordenanzas para la unión de las Cuatro Villas y partido de Laredo

Este otro, que es encabezado únicamente como Establezimento de ordenanzas, supongo que sea una copia que se envió a la Corte para su tramitación, aunque nunca llegó a ser sancionado por el Rey. Pertenece a una colección del erudito Pascual de Gayangos que se puede consultar aquí.

De esta forma comienza la proposición de aquellos diputados montañeses de unificar políticamente Cantabria en la parte que vertía al mar:

Los diputados que habemos concurrido a esta Villa de Santander a conferir los negocios pendientes tocantes al Partido del Bastón de Cuatro Villas de esta Provincia de Cantabria en consideración a los inconvenientes y graves perjuicios que hasta aquí se han experimentado en la desunión de las jurisdicciones que la componen...







martes, 7 de enero de 2020

::: (15 DE AGOSTO DE 1901) DE UNAS INSCRIPCIONES EN LA NUEVA IGLESIA DE NUESTRA SEÑORA DE LA ASUNCIÓN DE TORRELAVEGA :::

En la edición del 15 de agosto de 1901 contaba el periódico santanderino La Atalaya que en esa misma fecha se iba a proceder a inaugurar la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción de Torrelavega. "En la fachada principal del edificio se colocará una gran lápida de mármol con la siguiente inscripción latina, que ha sido redactada por el Reverendo Padre Eduardo María García Frutos de la Compañía de Jesús. En la misma fachada y en otra lápida se iguales dimensiones que en la que aparezca la anterior inscripción se pondrá la versión castellana de la siguiente forma".

Lo que en latín puso el autor como Cantabria, o un derivado suyo, en castellano anotó La Montaña.


lunes, 6 de enero de 2020

::: (1783) EN "VENTAJAS DEL PUERTO DE SANTANDER", POR VICENTE DUSMET :::

(...)Como en este país que forma una provincia separada que vulgarmente se llama Montaña, y los geógrafos la señalan con la denominación de Bastón de Laredo (...)

Santander, 25 de agosto de 1783


viernes, 3 de enero de 2020

::: (1902) QUIZÁS LA PRIMERA REFERENCIA AL 'CÁNTABRO' (LENGUAJE) :::

Aparece esta referencia al cántabro en La España Moderna, que según Wikipedia fue una revista cultural editada en Madrid entre 1889 y 1914. Y dentro de ésta en el apartado Revista de Revistas, escrito por el salmantino Fernando Araujo. El enlace aquí, donde además se puede leer El Cristu Benditu, obra escrita por otro salmantino llamado José María Gabriel Galán. En todo caso, es una forma erudita de denominar al lenguaje de Cantabria, ya que no hay constancia ninguna de que el común de la gente de la provincia manifestara hablar cántabro.