EL DIARIO MONTAÑÉS
6 de septiembre de 1956
“En Montevideo, el día 23 de noviembre del año 1953, y por iniciativa del señor don Luis Obregón Fernández y siendo la hora 21, se reúne un número apreciable de montañeses en el domicilio del señor Obregón Fernández, para la formación de la sede social de Hijos de la Montaña, a la que se dará el nombre de Centro Montañés de Montevideo".
EL DIARIO MONTAÑÉS
11 de abril de 1953
Señor Director de EL DIARIO MONTAÑÉS:
Soy español, montañés y campurriano, natural de Bustillo del Monte y radicado en el Uruguay desde hace 24 años.
Hace cuestión de tres meses, encontrándome accidentalmente con un paisanuco de mi amistad, don Francisco Obregón, oriundo de Molledo, me enteré de que un grupo de jóvenes de la Montaña, se habían reunido con el elevado propósito de formar un centro que, como los similares a otras regiones, deberá reunir a todos los hijos de Santander, en una familia unida por los vínculos estrechos de lo provinciano, en una palabra, para formar el hogar de todos los montañeses radicados en esta ciudad de San Felipe y Santiago, y de todos los originarios de la patria chica de Menéndez Pelayo que, por cualquier motivo, lleguen a Montevideo.
El grupo de entusiastas montañeses encontró el más franco apoyo de todos los santanderinos y, a los pocos meses de iniciada la cruzada, ya contamos con sede social. Formamos una nutrida familia de 160 miembros, todos hermanados con el único afán de trabajar en pro de la tradición, de las costumbres y con el prurito de enaltecer a tal magnífica provincia española, cuna de héroes, madre de santos y engendradora de sabios. El “Centro Montañés” en Montevideo, sueño de muchos, bien de algunos, ya es una palpable realidad. En Montevideo, capital de esta magnífica nación, República Oriental del Uruguay, en la calle Belén número 2623, tiene todo montañés que arriba a estas latitudes y que desee hermanarse de manera tangible con la numerosa familia que formamos, el “Centro Montañés” de la “Tacita de Plata”.
Ya contamos con la bandera de esa joya de España que se llama Santander: su escudo, muy en breve engalanará el frontispicio de la sede, para que, con su sola presencia, haga vibrar de emoción a los que a nuestra casa lleguen y sientan lo montañés como lo sintió el inmortal José María de Pereda.
Efectuamos una excursión campestre el día 7 de diciembre y allí nos fue dado el sentir bien de cerca cómo hablan, cómo sienten y cómo proceden los hijos de Santander, orgullo de la inmortal España. El recuerdo de esta esta excursión perdurará amablemente en el sentir de todos los que en ella tomamos parte: fue sencillamente maravillosa y encantadora. Vivimos un día santanderino, en donde todo fue de color de rosa y sabor a la Tierruca: alocuciones, ágape y trato llano y franco, según estilo nuestro.
El 11 de febrero del año en curso se aprobaron los estatutos, y ya luego, nos reunimos con frecuencia para pensar, hablar y sentir en buenos hijos de Santander. Algo hemos hecho y mucho es lo que tenemos que hacer, y si es verdad que con voluntad se realizan grandes cosas, esperamos que el “Centro” llegue, y a breve plazo, a ser una realidad magnífica en todas las dimensiones
ARSENIO SAIZ ALLENDE
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