El Correo de Cantabria
26 de agosto de 1898
Se había celebrado el 24 de octubre de 1897 una especie de asamblea regionalista aragonesa en la localidad turolense de Alcañiz en la que se habló de regionalismo, de la constitución de un partido aragonés, de autonomía o de descentralización del Estado.
De esta forma narraba El Cantábrico aquel evento aragonés: "En Alcañiz se celebró ayer una asamblea regionalista. Se pronunciaron fogosos discursos, protestando los oradores de su amor a la patria y del dictado de separatistas que pudieran darles, pero abogando por la reintegración de su antiguo Estado a los aragoneses y solicitando su autonomía. Se formó por aclamación una junta encargada de constituir el partido regionalista aragonés, ajeno por completo a todos los partidos políticos." (25 de octubre de 1897)
Quizás el desencadenante de esta reunión regionalista aragonesa fue la concesión de un régimen de autonomía para Cuba y Puerto Rico por parte del Gobierno de España, que se estaría debatiendo en esos momentos, pues el Real Decreto relativo a la cuestión cubana y puertorriqueña fue publicado en la Gaceta de Madrid el 27 de noviembre en ese mismo año de 1897.
En el texto se la imagen se observa cómo el periódico santanderino El Correo de Cantabria, - cuyo lema era 'Todo por la Montaña y para la Montaña' - , se posiciona en contra de la opinión del historiador madrileño Rodrigo Amador de los Ríos, que en 1891 se había mostrado opuesto a que en la Montaña se propagasen las ideas regionalistas, pues según él "no tiene derecho ni razón alguna para levantar á deshora la enseña destructora del regionalismo. (...)¿A qué, pues, el aislamiento que invocando el regionalismo quieren algunos hijos de la Montaña para la Montaña?.", ya que consideraba que Castilla había nacido en Cantabria y que sus habitantes eran castellanos, aparte de otros pareceres que impedirían a la Montaña alzar un regionalismo.
Esta opinión de Amador de los Ríos fue expuesta su obra titulada Santander de 1891, dedicada a la historia y el arte de la provincia. Concretamente es una carta-preámbulo dirigida a Marcelino Menéndez Pelayo y José María de Pereda, de la que se deduce fácilmente que, siendo las dos figuras cántabras más representativas, serían estos los capaces de frenar una deriva regionalista montañesa.
Se había publicado el año antes de 1890 la obra DE CANTABRIA. Letras. Artes. Historia. Su vida actual, en la que había participado la flor y nata de la intelectualidad montañesa y donde no parece proponerse ninguna política regionalista, aunque algunos verían en esta obra cumbre de la inteligencia cántabra del siglo XIX las bases para el surgimiento de un futuro regionalismo político montañés. No en vano, José María Quintanilla (alias 'Pedro Sánchez'), ante la aparición del ensayo De Cantabria, y de la que fue colaborador, decía en El Atlántico del 21 de agosto de 1890 que "no separamos los ojos de Cataluña, hay que imitarla...Hay que plagiar aquí La Reinaxensa", que, aunque efectivamente fue únicamente un movimiento literario catalán de mediados del siglo XIX, sería el que sentaría la bases del futuro regionalismo y nacionalismo catalán de finales del XIX.
Pero la visión de Quintanilla no iba más allá que la imitación de un regionalismo cultural, como se desprende de su artículo respecto a la obra Santander de Amador de los Ríos en El Atlántico del 21 de octubre de 1891: "El señor Amador, tan sensato y tan prudente, se enmpeña en quitarnos las ilusiones y en combatir molinos de viento. ¡Ni que estuviéramos afiliados á la Liga de Cataluña ó comulgáramos enteramente en las ideas del libro de D. Alfredo Brañas, pregón y programa del partido regionalista gallego, que dirige el ilustre Murguía! Nuestro regionalismo - ya lo dijo Clarín en 'Madrid Cómico', en el artículo que dedicó á De Cantabria - es completamente inofensivo; no se opone a nada, ni va contra nada; es platónico, y del orden artístico y literario, como le probarán al señor Amador sus corresponsales, Escalante y Menéndez Pelayo. ¿Quiere saber cuál es nuestro guía? El amor á la tierruca. ¿Quiere saber cuál es nuestro programa? el que ha implantado Pereda en sus prólogos y novelas...Nada de separatismos, nada de política, ningún odio: españoles y muy españoles todos, amantes de la unidad nacional. (...). La Montaña es española, pero es además montañesa; sus hijos son españoles, pero además son montañeses; y éste es el regionalismo de aquí; la aplicación lógica de la ley de la variedad dentro de la unidad; el provincialismo prudente; el ser españoles, pero no madrileños...Esta es la cuestión."
