Intervenientes
Fernando Barreda, Presidente del Centro de Estudios Montañeses
Leandro Valle, Alcalde de Camargo y Vicepresidente de la Diputación
Carlos Monje, Alcalde de Torrelavega
Victoriano de las Cuevas, Diputado Provincial por Liébana
Miguel Ángel Revilla, Presidente de ADIC
Manuel Pereda de la Reguera, Presidente del Ateneo de Santander
Fernando María Pereda, Procurador en Cortes
Moderador, Juan Miguel de Zaragoza
Nota del blog: 53 años atrás, Fernando Barreda (1887-1976) participó también en el Ateneo de Santander en temas relativos a la regionalización. A finales del año 1923, personajes influyentes de la vida montañesa pasaron por el Ateneo exponiendo sus opiniones acerca del futuro regional de la provincia santanderina, ya que se había extendido la opinión de que el régimen de Primo de Rivera, que acababa de instalarse en el poder en septiembre, tenía pensado modificar el mapa regional español. En la Montaña, el debate giró en torno a dos ideas: que la provincia de Santander constituyese la región de Cantabria o que formar parte de la región de Castilla. Mateo Escagedo Salmón, cronista oficial de la provincia, acudió al Ateneo a dar su opinión el 29 de noviembre, pero al estar afónico en aquellas fechas leyó su discurso Fernando Barreda. Escagedo pensaba que "si las regiones han de tener la centralización administrativa,
si la capitalidad del poder central en esto se ha de trasladar a la
región, entonces creo que Santander de ningún modo debe formar
parte de la región castellana, sino formar la región de Cantabria. (...) Si, lo que me parece absurdo, las regiones han de constituirse
a base de la cesión por el poder central de facultades no sólo administrativas, sino también políticas; si han de tener el poder legislativo y administrativo de los intereses en ella existentes, si han
de constituirse, en una palabra, los antiguos reinos con cortes propias dentro de la nación, Santander debe formar parte del antiguo
reino de Castilla, pero recabar para sí, a ser posible, la más amplia
autonomía municipal."
Respecto a Miguel Ángel Revilla, resultan llamativas declaraciones suyas afirmando que el 21 de diciembre de 1975, en una conferencia celebrada en la Cámara de Comercio de Torrelavega sobre el futuro de España, reivindicó además del nombre de Cantabria para la provincia, la autonomía, cuando en este debate celebrado en el Ateneo de Santander en mayo de 1976, la autonomía para Cantabria es una tema del que no trató en ningún momento.
ALERTA
14 de mayo de 1976
El señor Barreda explicó la idea de que Santander se convirtiera en Cantabria no era nueva, ya que durante el tiempo que Pedro Escalante ocupó la presidencia de la Diputación fue uno de los caballos de batalla de aquella corporación.
Miguel Ángel Revilla hizo mención de la poca popularidad del actual nombre de la provincia.
Leandro Valle tomó la palabra para excusarse por su falta de información y decir que, a su juicio, se estaban confundiendo dos temas distintos: el ser provincia o región.
Carlos Monje explicó que si había algún territorio español con derecho a reivindicar un nombre era Cantabria.
Victoriano de las Cuevas recordó una frase de Pedro Escalante: 'si nos quedamos solos, Santander será una provincia pequeña, si fueramos Cantabria, las cosas variarían'.
Sobre el tema de la regionalización, Miguel Ángel Revilla expuso que la región más conveniente para nuestra provincia sería la formada por Santander, Burgos, Logroño y las Vascongadas. Basó sus argumentos en las ventajas que reportaría a Santander, provincia en declive al fin y al cabo, el que nos llegará algo de la industria vizcaína. Una vez que especificó el que esta postura solo se basaba en parámetros económicos, dijo que según los étnicos, históricos y culturales - los vascos es probable que no nos admitieran - otra posibilidad de unión estaba en la región astur-cántabra por razones tales como la siderurgía, la ganadería y el turismo. Pero, dijo para finalizar, cualquier postura a adoptar debe salir de una consulta al pueblo.
EL DIARIO MONTAÑÉS
14 de mayo de 1976
Sobre la primera cuestión todos, más o menos, coincidieron en que la denominación debiera ser la de Cantabria. Esta denominación ya fue pedida en el pasado pero por determinadas circunstancias el proyectó no llegó más adelante y no pudo fructificar. Se coincidió en que el nombre más correcto era el de Cantabria cuya capital también sería Santander, pues el nombre de Montaña era equívoco y montañés también se les denominan a otros pueblos y Santander es el nombre de la capital de la provincia. Por tanto, Cantabria es el calificativo que mejor denominaba a las gentes de la provincia.