martes, 25 de noviembre de 2025

::: (1925) ¿Por qué en la 'Exposición' del Real Decreto que aprueba el Estatuto Provincial de 20 de marzo de 1925, se afirma que la provincia de Santander se precia por sí misma de constituir verdadera región?

De la 'Exposición' del Real Decreto del Estatuto Provincial de 20 de marzo de 1925, publicado en la Gaceta de Madrid el día siguiente:

(...)"Hasta ahora sólo hemos hablado de la provincia. Pero, ¿y la región? ¿Existe? ¿No existe? ¿Debe existir? No faltan pensadores que, con sentido arqueológico, todavía desconocen el decreto de 1833 y sueñan en restaurar los antiguos Reinos, como si desde que desaparecieron no hubiese transcurrido un siglo. No faltan tampoco realistas acérrimos que, viendo lo que hay y no lo que hubo, ni siquiera lo que puede haber, no admiten otra circunscripción intermedia que la provincia. El Gobierno tiene que equidistar entre uno y otro extremo. 

Negar que la provincia está arraigada ya, profunda e indeleblemente, en la vida española, sería una insensatez. La doctrina de los hechos consumados goza de general asentimiento; pero sus mismos detractores la respetan cuando el hecho consumado cuenta con más de noventa años de existencia. Y este es el caso de la provincia, creada en 1812, aunque realmente no naciese hasta 1833. Las Memorias redactadas hace un año por las actuales Diputaciones declaran unánimemente el amor, el afecto hacia las respectivas provincias. Es más, algunas se precian de constituir por sí mismas verdaderas regiones: tal sucede con Santander, cuyos hijos la llaman "La Montaña", y con Logroño, sede de "La Rioja", y con Oviedo, que regionalmente considerada se llama Asturias y es Principado. Así, pues, cualquier intento de suprimir las provincias provocaría justificada repulsa, bien entendido que retocar no es suprimir, y que el retoque, esto es, la rectificación geográfica de límites, se impone, porque no en balde pasan los años y progresan los pueblos. Con ello proclama el Gobierno su rotunda oposición a una reconstrución de regiones, por el estilo de las que se proyectaron en 1847 por Escosura, que proponía hubiese once; en 1884, por Moret, que dividía a España en 15, y en 1891, por Silvela y Sánchez de Toca, que establecían 13. Esto sería un artificio y una violencia. Aquí se recogerían ecos del pasado, faltos de continuidad histórica; allá, ficticias afinidades, exentas de cordialidad humana y de gestación milenaria. En una palabra, podría impugnarse esa reforma con el mismo fuste y por idénticos motivos que lo fué el famoso Real decreto de 1833." (...)

Insertamos a continuación la Memoria redactada en febrero de 1924 por la Diputación Provincial de Santander, concretamente en la que ésta toca el tema territorial, y en la que el legislador del Estatuto Provincial, en su Exposición de Motivos, se justifica para afirmar que la provincia de Santander se precia por sí misma de constituir verdadera región. El subrayado y negritas realizados en la Memoria de la Diputación Provincial de Santander, son nuestros:

(...)"Respecto a la constitución del régimen regional a que se refiere el precepto que cumplimentamos, la Diputación Provincial de Santander, que estima la división regional como artificiosa y sin realidad alguna en la vida de la Nación, opina que debe subsistir la actual organización provincial con la misma división del territorio, si bien dejando a cada provincia la facultad de mancomunarse libremente con aquella o aquellas otras que le convenga por su situación, comunicaciones, afinidad de intereses, etc., etc., bien sea con carácter permanente, o ya circunstancialmente, para la realización de determinados fines colectivos.

En este particular ceñiremos nuestro informe a la provincia para poder hablar con perfecto conocimiento de un asunto de tanta importancia y así nuestras afirmaciones, reflejo de la realidad obtendrán la atención que merecen.

Entre las localidades que integran el territorio de esta provincia existe la mayor confraternidad y la más estrecha unión: sus habitantes ostentan satisfechos el apelativo de «Montañeses» para significar su procedencia, y bien demostrado tienen su íntima alianza, en cuanto se relaciona con el engrandecimiento de la Región, y lo unidos que están sus individuos en idénticas aspiraciones, aunque pertenezcan a pueblos separados por largas distancias. De este modo, aunque la actual división de provincias, creada por el Real Decreto de 30 de noviembre de 1833, parece que no tuvo otro fundamento que las facultades del Poder Público, en honor a la verdad es preciso hacer constar que, en lo que se refiere a Santander, el legislador estuvo muy acertado y el tiempo ha venido a demostrar la conveniencia de agrupar pequeñas comarcas que estaban unidas geográficamente y por análogas tradiciones y comunes intereses e ideales, estrechando esos vínculos de un modo definitivo, hasta llegar a constituir la actual provincia por todos aceptada, con la misma denominación que tiene, por la importancia de su capitalidad, y siendo ya muy difícil de borrar tan nobles y arraigados sentimientos.

Confirma esta manifestación el que no se hayan despertado aspiraciones de ninguna clase para incorporarse a otro territorio formando una nueva región porque lo único que se pretende es conservar la propia personalidad provincial, sin que ello implique recelos ni desafectos para nadie, porque, por el hecho de ser españoles, se desea el mayor grado de prosperidad para todas las demás provincias y se convive muy gustoso con ellas, guardándoles un afecto sinceramente fraternal. 

(...) Mas si, a pesar de esta opinión, se llegara a la división del territorio nacional en regiones, la provincia de Santander, castellana por su origen, por su lengua y por los intereses morales y materiales que siempre la hermanaron con las otras provincias castellanas, desea su agrupación con las provincias castellanas a ella unidas geográficamente, sin que ello suponga merma alguna de aquellas ventajas y preeminencias que por su actual división le corresponden y sin olvidar que el puerto de Santander debe ser el nexo para todo el «hinterland» de Castilla. (...)

Santander, a 14 de febrero de 1924. La Comisión, Fernando G.Camino, Adolfo Pardo, Manuel Orbe, Sixto Payno, Policarpo Mingote, Juan José Quijano

*Dicha Memoria fue publicada por el periódico El Pueblo Cántabro el 20 de febrero de 1924.

sábado, 22 de noviembre de 2025

:: Artículo "El Estatuto de Castilla" de José del Río Sainz 'Pick' (22 de mayo de 1936) y artículo 'El Estatuto Cántabro-Castellano' de Antonio de Orallo (28 de mayo de 1936) :::

Se ha resaltado en color rojo los párrafos que resultan similares en ambos textos. Parece claro que Antonio Orallo está dando una respuesta al artículo de PickDos meses antes del golpe de Estado, que acabaría derrocando la República, no se planteaba la autonomía uniprovincial para Santander por ningún partido político.


El Estatuto de Castilla
La Voz de Cantabria 
22 de mayo de 1936
José del Río Sainz 'Pick'

    Ahora vuelve a hablarse del Estatuto de Castilla. Lo leo en los periódicos, y siento la satisfacción de ver realizarse, al cabo del tiempo, una idea ardientemente acariciada, y que cuando la expuse, halló poderosos antagonistas. Hagamos un poco de historia. Las Cortes Constituyentes estaban discutiendo el régimen político de España. Cataluña iba consiguiendo sacar a flote su Estatuto; las Vascongadas preparaban el suyo también; en Galicia, el movimiento regionalista tornaba fuerza. Pero Castilla quedaba inerte y como aletargada, reducida a una crítica negativa y a una obstrucción que yo veía que a la larga resultaría inútil. Entonces fue cuando me puse a soplar sobre las cenizas frías de la Historia para ver de descubrir un vestigio de fuego. Quise que Castilla alzase también su voz en este concierto de aspiraciones regionales y alegase su buen derecho. Aquella campaña mía tuvo algunos ecos y recibió adhesiones de gentes calificadas, principalmente de Palencia y Valladolid. Pero también halló fuertes contradictores. Recuerdo el más considerable: el admirado Vicente de Pereda, que en estas mismas columnas de LA VOZ contendió conmigo. A su juicio, la autonomía regional era un desatino y no se realizaría nunca. Por lo tanto, holgaba que la pidiese Santander.

    Se equivocó Vicente de Pereda. Cataluña obtenía su Estatuto poco después; ahora van a lograrlo las Vascongadas, y ya prepara el suyo Galicia. Hay que tener, pues, en cuenta esta realidad nacional y acomodarse a ella, no sólo los que como yo, hemos sentido siempre la idea descentralizadora—llámese sistema foral en las monarquías tradicionales o federalismo en Pi Margall—, sino los aferrados al orden unitario, que ante la imposición de los hechos deben sacrificar sus convicciones y poner delante el interés de su comarca.

    Castilla, en el nuevo orden de cosas, tiene que recobrar su personalidad, no sólo histórica, sino económica y geográfica. Un Estatuto podría articular la suma de intereses castellanos que hoy combaten en orden disperso, contraponiéndose y anulándose frecuentemente.

    Para Santander esta organización ofrecería ventajas indudables, porque siendo, como somos, el único puerto castellano, el comercio y la industria autónomas se canaliza-rían en nuestra dirección. Estando en las manos de Castilla misma la organización de sus servicios, sin la deformación y las trabas que a los mismos pone la pesada y costosa burocracia central, todo nuestros problemas se simplificarían, y sus soluciones ganarían en eficacia y rapidez. No se daría el caso de ese séptimo trozo del ferrocarril del Mediterráneo, eternizado en su estado de proyecto. La región autónoma impondría por propia conveniencia su solución, sin que pudiesen nada construcciones extrañas, que sólo se realizan a favor del centralismo actual.

    Y, sobre todo, Castilla recobraría su conciencia de región, que parece haber perdido en un letargo que dura demasiados años. Volvería a rehacer su juventud de tierra ilusionada, que es lo que necesitan los pueblos para no morir. Se acabarían esas tristes procesiones de «fuerzas vivas», que se consumen llamando con gesto mendicante a las puertas de los ministerios, y que vuelven siempre con una cosecha de buenas palabras que no se traducen en actos nunca.

    Por todo esto abogarnos en nuestra campaña de hace cuatro años, y ninguna de estas razones ha perdido actualidad. Todos los problemas que entonces nos preocupaban siguen en pie, igual si no agravados, en relación con el pretérito. Pudiéramos, pues, reproducir nuestra campaña punto por punto, sólo que ahora, por lo que se dice, iremos mejor acompañados. Si oportunamente se hubiera reunido una asamblea castellana para discutir este problema, a estas horas contaríamos ya con un programa de Estatuto, y eso llevaríamos adelantado. Pero será preciso que lo que no se hizo entonces se vaya hacienda ahora, y nuestras entidades representativas deber ponerse en relación con las de las otras regiones castellanas para acordar un cambio de impresiones. Yo seguiré tratando este tema, vital, a juicio mío, y en números sucesivos diré cómo yo entiendo el futuro Estatuto castellano. Y en qué medidas, nuestras aspiraciones regionales tendrán cabida en él. 




El Estatuto Cántabro-Castellano
El Cantábrico
28 de mayo de 1936
Antonio Orallo

    Hora es ya que el Partido Republicano Federal, después de un mutismo de su ideología federalista y autonomista, basada en las doctrinas del gran maestro don Francisco Pi y Margall, mutismo impuesto por las circunstancias de franco apoyo al régimen constituido, se lance a la opinión pública para poner en su conocimiento que ya en el año 1923 dejó terminado y aprobado por sus asambleas el Estatuto Cántabro-Castellano, adaptado a la Constitución actual. 

    En aquel entonces vimos con gran satisfacción que algunos hombres prestigiosos alzaban su voz en ardiente entusiasmo por las autonomías y amor a la patria chica, así como otros muchos contradictores no se conformaban con oponerse a las aspiraciones regionales con razonamientos de doctrina, sino que, en su afán de controversia, llegaban a juzgarnos a los republicanos federales como «anticuarios» y desmembradores de la patria, por lo que su programa no se realizaría jamás.

     Poco tiempo después surgió Cataluña, completamente preparada por su concepto de ciudadanía y de amor a su patria chica (dentro de la unidad patria), reclamando su Estatuto, hoy conseguido por la unidad de acción del pueblo catalán, y que a las demás regiones las sirve de ejemplo para trabajar con fervor por la descentralización política, administrativa y económica, laborando por la emancipación de los Municipios españoles, cuna y esencia de las libertades patrias, absorbidos hoy por la centralización política del Poder central. 

    Hoy, los republicamos federales y autonomistas vemos con gran placer que surge con ímpetu arrollador en las distintas regiones (Galicia, Asturias, Valencia y Vasconia) la aspiración por nosotros sentida y siempre propagada como salvación del régimen republicano, encarnado en las autonomías, y que hoy las propagan a todos los vientos aquellos mismos que, a falta de otros razonamientos, nos llamaban «los puritanos anticuarios», sin fijarse en que las ideas, cuando llevan en su germen destellos de verdad y con la mira puesta en el bien colectivo y social de los pueblos, nunca mueren y al pasar de los tiempos reverdecen para hacerse paso con la antorcha de la razón y la verdad.         

    Así, pues, henos aquí dispuestos a trabajar en pro del Estatuto. Cantabria con Castilla tienen que recobrar su personalidad histórica, económica y geográfica. Para Santander, este Estatuto reportaría grandes ventajas, siendo este puerto castellano el único directo y estratégico con las Castillas y el centro nacional, tanto por las conveniencias mercantiles nacionales como por las internacionales y muy en particular con América latina, sede de la gran emigración española, que conserva nuestras costumbres, nuestra lengua y nuestra ideología. 

    Respecto a ese célebre proyecto de ferrocarril de Cidad-Santander, la región autónoma lo pondría en ejecución tan pronto lo juzgara conveniente, con sus propios medios, sin esperar a que ese Poder central lo quiera conceder cuando le parezca oportuno, por convenirle tenerlo a su disposición, como ardid electoral, para mejor dominar a los pueblos.

    Muy en breve el Partido Izquierda Federal dará a la opinión pública la redacción y articulado del Estatuto Cántabro-Castellano, para que, después de un detenido estudio, tanto por las entidades comerciales y mercantiles como por los Ayuntamientos de la región montañesa, a modo de labor preparatoria de un plebiscito regional, se puedan aportar cuantas enmiendas, sugerencias e iniciativas razonadas se puedan presentar que tiendan a mejorar las aspiraciones montañesas, llegando entre todos a conseguir aquello que nos proponemos en una aspiración común.

miércoles, 12 de noviembre de 2025

::: (6 de mayo de 1823, Colombres) Proclama de Juan López Campillo a los montañeses :::

Alocución a los montañeses firmada por Juan López Campillo en la localidad de Colombres el día 6 de mayo de 1823. 
La proclama original se custodia en el Museo Arqueológico de Asturias



Hacía escasos días que los denominados Cien mil hijos de San Luis habían entrado en España, a través de Francia, con el objetivo de derogar la Constitución de 1812 y, por tanto, restaurar el Antiguo Régimen que anhelaba Fernando VII. De ahí la proclama de Juan López Campillo arengando a los montañeses (o cántabros, como también les denomina) a defender la Constitución.



lunes, 10 de noviembre de 2025

::: (1816) Trasmeranos en la Habana: Carlos de la Vega Córdoba escribe a su cuñado Juan Simón de la Torriente, solicitando a un sobrino político de ambos llamado Eugenio de la Maza, natural de Elechas:::

Fuente
Historias de América: la emigración española en tinta y papel
Rosario Márquez Macías.
1994
p. 182


Estimado hermano político: 

    no se a que atribuhir tanto silencio de nuestro cuñado Bernardo, ya llebo escritas quatro para el y de ninguna he recivido contestazión. Si el supiera la falta que me hace Eugenio aunque tan terco no reparará tanto en remitírmelo. Dile, por último, que ya estoy cansado de desasuar con estraños y sufrir sus chascos después de civilizarlos en el comersio, que a la mayor posible brevedad me le remita en inteligencia de que nada le costará el biaje, y de que ya es necesario todo el tiempo para que quede impuesto antes de mi buelta a España. 

    El vasto comercio que sostengo me tiene harto atrasado de salud y no menos una cahída del caballo que pase tierra adentro la última ved, pues me levantaron por muerto y perdí quatro muelas de aquel golpe. Di a mi padre que la consignación para sus alimentos hasta en numero de doce reales diarios está ya echa en Cádiz por mi hermano D. Joaquím, que es uno de los más afortunados montañeses, sin embargo de que hahora ha sufrido en el mar un golpe de beinte mil duros, pero esto para él importa un ardite. Repito el encargo de Eugenio esperando con impaciencia su llegada, y que algún día con mi ayuda pueda socorrer a su padre, a quien tambien tengo presente para que no me diga que sólo soy generoso en papel. 

    Cuida de mi padre con el esmero y afabilidad que hasta aquí, pues no lo perderás, y dándole mis finos afectos con la adjunta esquela, y expresiones tiernas a todas mis ermanas manda a tu afectísimo cuñado: 


Carlos de la Bega Córdova

Habana y junio 29 de 1816



Joaquín de la Vega Córdoba (natural de Santa Marina, Junta de Cudeyo, Trasmiera), era un montañés bien posicionado en Cadíz, como anotaba su hermano Carlos en esta carta. Más información aquí

::: (1817) Sobanos en la Habana: carta de Miguel y Bartolomé Martínez de Helguera dirigida a su hermana María, residente en Madrid, para que se dirija a la Coruña y embarque hacia Cuba ::

Fuente


Habana junio 22 de 1817

Nuestra estimada hermana María:

 hemos recivido tu apreciable de 28 de enero, y por ella bemos disfrutas de perfecta salud de lo que nos alegramos mucho te bemos con el sentimiento de ese caballero con quien estás, se a casado y que no es mui fácil allar otro bueno.  Pues por que tú y nosotros descansemos y nos quitemos de tales cuidados, determinamos que inmediatamente que recibas esta te pongas en camino para la Coruña, y de allí para que te embarques y vengas a nuestra compañía, para eso te mandamos una carta para ese señor de Ezgurdia que te dé todo lo que necesites.

Es necesario que tengas cuidado de que cuando bengas a la Coruña bengas con señoras decentes, y cuidado con eso. Ya yo tengo escrito a Doña María Angela Sopelana, mi suegra, para que te reciba en su casa y no tengas cuidado que en esta casa estarás bien atendida aguardando la proporción de embarcarte. Esta señora bibe en el Barrio de Santa Lucia, estramuros de la ciudad.

Al otro día de llegar a la Coruña puedes presentar la adjunta carta y pedir lo que necesites, como es para pagar el asiento de coche, bestirse y comprar aquellas cosas que necesitan las mujeres. Cuidado, te buelbo a decir que sea buena familia con la que bengas en el coche, cuidado con eso, y en la primera proporción sín demorarse pases a la Coruña, porque luego puede no aber proporción de barco. 

Nada más tenemos que decirte sobre el particular, sino que manos a la obra dándoles memorias a los parientes de ésa y a los de la Montaña, y tú recive el buen afecto de tus hermanos y sobrinos que cuanto antes te desean ver.

 Firmas

Miguel Martínez de Helguera     Bartolomé Martínez de Helguera



María nació en 1781 en el pueblo sobano de Fresnedo.

viernes, 7 de noviembre de 2025

::: (1958) Ataúlfo Argenta :::

LA ILUSTRACIÓN DE CASTRO
Castro Urdiales, 26 de enero de 1958


ATAÚLFO ARGENTA HA MUERTO

(...) En una ocasión encontrándose en Guipuzcoa hizo rectificar a un periodista, que situaba en Donostia su patria chica. 

«Ojo ─ replicó Argenta, ─ yo soy de Castro Urdiales, soy Montañés». (...)