Fuente
El Cantábrico
25 de octubre de 1912
4 de noviembre de 1912
12 de noviembre de 1912
Santiago Arenal señala que al trasponer el puerto del Escudo, - los posteriores replicantes entienden que esa es la localización - se pasa de Cantabria a Castilla. Parece ciertamente que la acción de su artículo transcurre en Valdebezana, municipio colindante con la provincia de Santander, pues habla de un pueblo llamado Argomedo (con tal nombre existe uno en Valdebezana), y nombra un edificio consistorial, antes de llegar a aquel pueblo, poseedor de siete arcos. En la actualidad el Ayuntamiento de Valdebezana, que estaba y está en Soncillo, tiene ese número de arcos. A este artículo responden tres hombres notables de Soncillo. Aunque no digan de dónde son, hemos encontrado referencias en las se indica que, con esos nombres, existían personas en Soncillo, concretamente Manuel Varoña Peña y Manuel Díez Peña. Luis Diez sería también de allí. Aparte de otras cuestiones, vienen a explicar estas tres personas que Valdebezana, aún siendo de la provincia de Burgos, es parte de Cantabria, y también de Castilla, igual que la provincia de Santander. Es decir, desde su punto de vista, Cantabria (la provincia de Santander más otros territorios colindantes a esta) es Castilla, siendo incorrecta la dicotomía que hace Arenal entre ambos nombres.
Santiago Arenal responderá que Cantabria y Castilla son pueblos hermanos, pero regiones distintas, no creyendo en la geografía oficial sino en los límites naturales. Si se refería a que la región de Cantabria tenía unos límites naturales más amplios que el territorio incluso en la provincia santanderina (como dan cuenta los de Soncillo), sorprende que Arenal incluya en Castilla a Valdebezana, toda vez que para él Cantabria y Castilla son diferentes regiones, y que, en principio, Valdebezana es un clásico territorio de aquella Cantabria no incluida en la provincia de Santander delimitada en 1833. Llama igualmente la atención que si viniendo de la parte del Escudo que vierte al mar, Valdebezana le pareciera tan distinta geográfica y etnográficamente de dónde precedía, igualmente sería aquello aplicable a la parte que pertenecía a la provincia de Santander que vierte sus aguas al río Ebro o al Pisuerga. Los orígenes de Arenal, como dicen los de Soncillo, eran pasiegos, de la Vega de Pas, con los que tenía mucha relación, aunque debió nacer en Reinosa en 1888, donde haría lo más de su vida.
Tiene Arenal diversos artículos titulados Por Cantabria, publicados tanto en El Cantábrico como El Heraldo de Zamora. Uno de ellos, publicado en este último el 28 de junio de 1909, se subtitula En el nacimiento del Ebro, u otro del 30 de julio de aquel año dedicado al molino del pueblo campurriano de Arroyo. Del 19 de julio de ese año, en El Heraldo de Zamora, publica Por Castilla. Horas de viaje, firmado en Palencia, donde entre otras cosas, dice Hoy he sentido inmensa tristeza, porque al cruzar la meseta castellana, incendiada en la tierra rojiza de su suelo mi espíritu llora añoranzas de Cantabria...(...). La frescura de los robledales, las sonatas de los arroyos, las melopeyas del viento, los ruidos todos de la hermosa Cantabria, son calor sofocante y silencio, que irrita los nervios, en la bella Castilla. Del 23 de julio es Por tierras de León, también el heraldo zamorano, donde afirma que en un grito añorante de mi espíritu montañés, esencialmente cántabro, voceo en mis nostalgias, la belleza de los arroyos en sus canciones y los rumores de los árboles, en sus arpergios con el viento. Del año siguiente es la serie De tierras cántabras, como el dedicado el 13 de julio a la sierra de Fontecha o el del 22 de octubre subitulado En los puertos de Campoo de Suso. En Tierras Pasiegas, aparecido en El Cantábrico de 27 de noviembre de 1911, dice que Llegamos a Trueba. Una línea inmensa azul, que corre tras las últimas y menores montañas, separa la accidentada Cantabria de la serena Castilla. A los valles y barrancos sigue la estepa dura, inmensa, de cielo grande y azul. Y más adelante afirma que los pasiegos nacieron de la unión feliz, del entroque de pastores cántabros y castellanos, llegados a apacentar sus ganados a estos bellos puertos; los de Castilla por Trueba, los de la Montaña por el sitio opuesto del valle.
Leamos aquellos artículos publicados en El Cantábrico que dan origen a esta entrada.